Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado). El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía. Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: ¿No es este el que se sienta a mendigar? Juan 9: 7–8 (NVI)
En este pasaje leemos cómo Jesús ve a una persona que había nacido ciega. Después de hacer un poco de lodo con su saliva, la unta en los ojos de éste y le ordena: “Ve y lávate en el estanque de Siloé”.
Al principio, el ciego pudo haber dudado si recibiría la vista después de esto. Quizá pudo haberse preguntando: "¿Por qué Jesús me obligó a hacer esto cuando simplemente podría haberme curado allí?"
Era parte de un proceso que por alguna razón tenía que pasar; quizá el camino le pareció largo, pero finalmente su desesperación lo empujó hacia el estanque de Siloé donde el Señor le abriría los ojos.
De igual manera, cuando caminas en soledad por el desierto, Dios usa tu desesperación para empujarte hacia Su propósito.
El ciego se pudo haber sentido ridículo y quizá escuchó las risas mientras la gente lo veía tropezar hacia el estanque: "Mira a ese tonto con el barro en la cara"; “¡Ni nosotros podríamos ver con eso en los ojos!", “¡que tonto!”
Y tú.. ¿eres lo suficientemente “tonto” para pensar que en verdad Jesús puede hacer un milagro en tu vida?
El hombre ciego no podía ser avergonzado de hacer lo que fuera necesario para ser sanado. Jesús le dijo qué hacer, y si eso significaba lavarse la cara en el estanque de Siloé, eso es lo que haría, sin importar lo que alguien más dijera.
Siloé significa "enviado". Jesús lo envió y el hombre fue, y una vez que se lavó la cara, ¡el hombre pudo ver!
Fe significa hacer exactamente lo que Jesús dice que hagas. Cuando Jesús terminó de frotar lodo en los ojos del ciego, no dijo: "Ahora limpia rápidamente el lodo". Tampoco dijo: "Ve al pozo más cercano a buscar agua y luego lávate la cara". La orden fue clara: "Ve a Siloé".
Cuando Jesús nos dice qué hacer, debemos prestar mucha atención a los detalles. De lo contrario, podemos actuar de acuerdo con nuestras suposiciones, o de acuerdo con lo que el Jesús que imaginamos en nuestra mente podría decirnos qué hacer. Que tu corazón desee seguir al verdadero Jesús, quien no sólo sabe lo que está haciendo, sino que también tiene pensamientos de bien para ti.
Dios nos enseña que aún cuando no veas el significado de tu sufrimiento, cuando no puedas encontrar el sentido de lo que estás pasando, o no puedas ver lo que te depara el futuro, solo obedece. Él nunca te soltará de su mano y cumplirá su propósito en ti.
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